Uno de los estudios fascinantes de la neurociencia es la adicción química emocional, explica en parte porque nos quedamos dando vueltas en lo mismo y así queramos cambiar muchas veces seguimos casi igual. Se habla de la adicción química emocional negativa pero también puede ser positiva, por ejemplo a estar felices y llenos de energía, podemos hacer que las emociones beneficien gran parte de nuestra vida usando las capacidades del cerebro consciente y en especial de los lóbulos pre frontales.
Nos volvemos adictos a los químicos que se producen cuando tenemos pensamientos, casi todos los recuerdos tienen asociado un componente emocional, cuando recordamos, los neuro-químicos (Como los péptidos, las hormonas o los neurotransmisores) estimulan el cerebro y el resto del cuerpo a través del torrente sanguíneo, cada pensamiento llega a ser una sensación de manera inconsciente , es decir sin darnos cuenta de lo que pasa.
Una adicción es algo que no podemos dejar de hacer, pondremos el ejemplo de una pareja que discute y hace de un motivo pequeño casi la tercera guerra mundial, detener ese tsunami de emociones que se genera en la mente y el cuerpo no es fácil ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué no pueden parar de discutir e incluso podrían agredirse? la razón es que estar mal los hace sentirse bien, suena ilógico pero están acostumbrados a eso y son adictos químicamente, eso los hace continuar juntos en la relación así vivan peleando. Sólo hemos mencionando un caso cotidiano, pero sucede con frecuencia en las relaciones con los hijos, los amigos, los padres, los compañeros de trabajo, los desconocidos e incluso con nosotros mismos, también podemos ser adictos a emociones que sentimos cuando estamos solos.
Las emociones son indicadores químicos de experiencias anteriores, hay un punto de la vida donde pensamos que ya hemos vivido casi todo, dejamos de pensar en nuevas situaciones, empezamos a tomar decisiones pensando en como nos sentiremos, si sabemos que algo será bueno lo hacemos, si no podemos predecir la sensación de una situación posiblemente no nos involucremos, como estamos en los limites de la caja dudamos en salir de lo familiar para experimentar algo desconocido así parezca mejor y decimos cosas como “Mejor malo conocido que bueno por conocer”.
Una nueva experiencia trae una nueva sensación que activa los mecanismos de supervivencia por tratarse de algo desconocido, cuando el “Yo” recorre la base de datos de emociones y no encuentra nada parecido quedamos fuera de la zona de confort y decimos “No quiero experimentar eso, estoy bien así”, esa es una de las razones del miedo a cambiar así la situación actual sea negativa y nos traiga problemas. Siguiendo con el ejemplo de la pareja conflictiva se les dice: Los vamos a llevar a un seminario y les garantizamos que pueden cambiar totalmente su situación y vivir bien, pero no vamos a decirles de que se trata… Es muy probable que alguno de los dos diga “Eso no se lo cree nadie, esto no va a cambiar” y se niegue a ir.
¿Como llegamos a ser adictos emocionalmente?
Queramos o no, somos adictos a los químicos y emociones que se producen en nuestro cerebro y cuerpo como reacción al entorno y a nuestros pensamientos, esos químicos afectan el estado de animo, las acciones, las creencias, las percepciones sensoriales e incluso lo que aprendemos, cualquier interrupción de ese nivel químico habitual nos provocara incomodidad y haremos todo lo posible consciente o inconscientemente para restablecerlo.
Cuando el cuerpo piensa por nosotros.
las células del cuerpo están acostumbradas a una cantidad determinada de químicos producidos por el cerebro, si el cuerpo termina convirtiéndose en la mente se pierde el control consciente o racional, porque la química de las emociones solicitada por las células del cuerpo es producida en el cerebro subconsciente o emocional y allí tenemos poco o ningún control, esto sucede cuando hay ansiedad por algo o alguien, por ejemplo cuando una persona que queremos se va de nuestra vida definitivamente quedamos como perdidos y sentimos que algo nos falta, eso es porque ya no tenemos quien nos haga sentir y nos haga generar esa química interna.
La otra situación es cuando la cantidad de neuro-químicos es excesiva, las células del cuerpo llegan a un punto donde no pueden procesar tanta información enviada por el cerebro, empiezan a funcionar mal (incluso bloquean), imagine una relación donde la mujer siempre hace quedar al hombre como el malo de la película, con el tiempo la persona afectada se va volviendo menos susceptible y deja de reaccionar a las acusaciones o se lo toma como algo sin importancia, las células (en especial las nerviosas) pierden sensibilidad, se necesita mas de las mismas sensaciones para volver a activar el cerebro a producir otra gran cantidad de neuro-químicos, en parte esa es la base de la adicción a drogas como la cocaína que produce una gran descarga de dopamina generando una enorme sensación de placer al ser consumida, pero la próxima dosis tendrá que ser mucho mayor para producir la misma respuesta, el ciclo es similar en el caso de la química de la adicción emocional.
Muchos piensan que las emociones son tan fuertes que toca resignarse a convivir con ellas, donde eso fuera verdad aun estaríamos en las cavernas, seriamos instintivos y las emociones primarias de ira, miedo, tristeza y alegría serian muy dominantes, se trata de confiar en que tenemos un cerebro potencialmente capaz de lograr muchas cosas, que puede romper los patrones químicos que nos traen problemas y reinventar nuestra forma de pensar, usar el cerebro consciente es a lo que debemos apostarle para mejorar nuestra vida.
Lo que hemos dicho aquí son ideas básicas sobre la adicción emocional, existen bastantes herramientas y métodos para cambiar, la neurociencia proporciona soluciones poderosas y eficaces si se combina con coaching, programación neuro-lingüística y psicología, cada persona escoge como hacerlo, todo vale desde que se tenga la convicción y las ganas de lograr resultados positivos.
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