El libre albedrío esclavo de un sistema donde gran parte de tu libertad está condicionada a unas normas y a criterios de otras personas.
Muchas de sus necesidades, de sus apetencias, de su bienestar más básico está condicionado a un sistema que determina qué puedes y no puedes hacer, qué debes y qué no debes hacer.
Su libre albedrío queda anulado pasando a ser controlado por la institución y generando una adaptación sumisa ante las normas y ante los criterios de las personas que les controlan.
La marcada tendencia a la manipulación, a los juegos de poder y por la contra transferencia, estableciendo que haya esas relaciones de desigualdad.
La mayoría de las personas son prisioneros de un pensamiento que están llenos de heridas profundas y en ocasiones sin cicatrizar.
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